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Nuestro servicio de Atención al Cliente
Hace unas semanas durante una llamada a nuestro servicio de Atención al Cliente, un cliente disgustado le dijo a una de nuestras chicas: “usted está resultando una persona muy desagradable” y ésta muy educadamente le contestó: “sin embargo usted a mí me parece una bellísima persona pero podemos estar los dos equivocados”. Este hecho que no es real, sí aparece en una antología de anécdotas / chistes sobre la atención de las azafatas en vuelo.
Trabajar en un servicio de atención al cliente hoy en día no es fácil. Estamos acostumbrados a que en nuestra vida cotidiana y ante cualquier circunstancia que nos obligue a marcar un 90X nuestra predisposición sea a recibir una atención deficiente, a que no resuelvan nuestros problemas y a que tengamos que ir dando saltos de un agente a otro o de un operador a otro sin poder hablar con su jefe y llevando nuestro nivel de tensión a límites susceptibles de tomar medicación.
Alava Telecom precisamente trabaja entre otros en el entorno de los Contact Center, donde se encuadran los servicios de atención telefónica (ahora ya también cualquier otro medio), y sabemos de los esfuerzos o no que hacen las empresas por mejorar esa atención y del sacrificio que es para excelentes profesionales intentar calmar y atender a todos los que llamamos con esa predisposición.
Los que nos son buenos profesionales y te cortan la llamada o te dejan en espera hasta que cuelgas no son objeto de nuestro interés hoy. Como sí lo son el resto, los buenos. Quiero desde aquí presentar y felicitar a nuestras chicas por riguroso orden alfabético: Eva, Marta, Montse y Rocío.
Ellas atienden el teléfono y contestan al buzón de correo de nuestro Servicio Técnico, abren los casos, gestionan las actuaciones con los clientes (instalaciones, formaciones, incidencias), los envíos, recepciones e intercambio de material con clientes y proveedores y muchas cosas más que nos llevaría otro artículo describir. Ellas son la puerta de entrada a nuestra casa, lo primero que el cliente ve, mejor oye o lee, y hacen un trabajo importantísimo para el desarrollo de nuestra actividad. No siempre se enfrentan a la mejor de las actitudes, tanto por parte de quienes llaman como muchas veces de sus propios compañeros: “adelántame una instalación”, “envíame esto urgente”…. Seguramente no siempre tienen el mejor de los días pero siempre intentan ofrecer la mejor de las soluciones y sobre todo, como máxima de su trabajo:
LA MEJOR DE LAS ATENCIONES AL CLIENTE
Enhorabuena, chicas.
Juan Gualda