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Vuelve la polémica al ciclismo internacional. Los periodistas Thierry Vildary y Marco Bonarrigo presentaron el mes pasado un documental evidenciando una vez más el dopaje mecánico esta vez en la Strade Bianche, demostrando la importancia del uso de la termografía para la detección de este fraude.
 
De los dos tipos de doping mecánico, el primero consiste en implementar a la bicicleta con una batería recargable que ayuda al corredor en los momentos de mayor dificultad y el segundo se trata de un sistema de imanes.

En el primero de ellos, las imágenes tomadas, que aparecen acompañadas de una escala de temperaturas, muestran las zonas de mayor temperatura con color amarillo brillante y blanco. Se observa en ellas claramente zonas anormalmente calientes como la temperatura del pedalier. Según los expertos ese calor sólo podría ser generado por un motor eléctrico.
Por el contrario, en el segundo tipo de doping, hay capturas con una temperatura superior a la normal en las ruedas traseras, indicando que podrían montar algún sistema electromagnético para ganar potencia.

Los reporteros filmaron a los ciclistas utilizando una cámara de termografía similar a la FLIR T420. Esta cámara es capaz de formar imágenes a partir de las emisiones de infrarrojos del espectro electromagnético. 

Gracias a su alta resolución de 320x240 píxeles combinada con la última tecnología UltraMax permite obtener cuatro veces más precisión y captar detalles más pequeños. UltraMax y MSX se combinan para convertir las cámaras de la serie T en la mejor herramienta de la medición de temperatura sin contacto.
Mediante la grabación de vídeos radiométricos que proporciona esta cámara y al posterior procesamiento de los datos en su software Flir Tools+ se puede hacer un exhaustivo estudio a posteriori de las imágenes tomadas. En definitiva, ¡El mejor antidoping mecánico!